La apología chavorrucrática

Bien decía Joselo en su columna en Excélsior del 4 de marzo, que la culpa de que exista el término «chavorruco» y tenga una connotación principalmente burlona, radica no en los adultos que usan ropa y conservan aficiones y actitudes de adolescente, sino en los chavos que se visten como rucos.

Por eso llegué a la conclusión de que los verdaderos chavorrucos son (somos), entonces, los jóvenes que gustamos de música y vestimentas antañas, que incluso justificamos como «vintage» o «clásicas». Sí, lo somos, pero no somos chavorrucos cualesquiera; somos Chavorrucos 2.0, y disfrutamos de lo mejor de dos mundos.

Cuando vi Deadpool, reí mucho en la escena en la que Wade Winston llama «Sinead O’Connor» a Negasonic y grita «Nothing compares to you!». Me sorprendió que casi ninguno de los asistentes mayores de 30 años entendió la referencia y, por el contrario, me lanzaron miradas de extrañeza. «Nothing compares 2 u» no es uno de los principales, pero sí se encuentra en la no muy grande lista de éxitos que se nos vienen a la mente cuando evocamos a los gloriosos noventa.

Hace cinco años, alguien me dijo que preferir ir a cubrir el concierto de La Cuca en lugar del de Ra Ra Riot no era propio de alguien de mi edad. Sin embargo, fui a ver a los neoyorquinos y terminé disfrutando el show porque alguien que pueda jactarse de ser Chavorruco 2.0 aprecia la música en todas sus temporalidades y sabe que, aunque faltó Bill Ward en el concierto de Black Sabbath en 2013, Tommy Clufetos hizo un gran trabajo haciendo suyas canciones de hace más de 40 años con técnicas un tanto más jóvenes que ellas.

Si me lo preguntan, ser Chavarruco 2.0 se trata de utilizar aplicaciones como Spotify y al mismo tiempo conocer la relevancia del vinil, de saber por qué Rock of Ages es una película no sólo muy mala, sino también con muchas inexactitudes; de alegrarse porque Rammstein va a encabezar el próximo Hell and Heaven, pero también de emocionarse porque en dicho festival también se presentará Twisted Sister; de escuchar el Unplugged de Zoé, el de Korn y el de Soda Stéreo y observar y reaccionar ante los bellos detalles de cada uno. En conclusión: ser Chavorruco 2.0 es lo mejor. Punto.

Parafraseando a Lester Bangs, lo único valioso en este mundo en ruinas es lo que compartes con alguien más cuando eres anticuado. Y cuando ves Almost Famous te das cuenta de que esta forma de pensar tiene mucho sentido; sin embargo, un buen Chavorruco 2.0 no sólo comparte con los que están fuera de moda, sino también con los que son cool.