«…Lo verdaderamente terrible ha sido el costo en sangre: las víctimas nos duelen más que las pérdidas materiales. La naturaleza y la historia son divinidades crueles, y el desastre del 19 de septiembre debe verse como la conjunción de una fatalidad natural y un error histórico.
Estas semillas de solidaridad, fraternidad y asociación no son ideológicas… Son una extraña mezcla de impulsos libertarios, religiosidad católica tradicional, vínculos prehispánicos y, en fin, esos lazos espontáneos que el hombre inventó al comenzar la historia. La acción popular recubrió y rebasó en unas pocas horas el espacio ocupado por las autoridades gubernamentales. No fue una rebelión, un levantamiento o un movimiento político: fue una marea social que demostró, pacíficamente, la realidad verdadera, la realidad histórica de México… La enseñanza social e histórica del sismo puede reducirse a esta frase: hay que devolverle a la sociedad lo que es de la sociedad».
Octavio Paz (Escombros y Semillas, 1985).
Así conceptualizó el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz lo ocurrido en el terremoto de 1985 quien, de continuar vivo, seguramente reafirmaría sus palabras a 32 años de distancia en que hemos sufrido la misma – y maldita – suerte, por antojo de la naturaleza y otro tanto, responsabilidad nuestra.
No obstante, la sociedad civil ha dado su mejor cara frente al sismo más fuerte y doloroso que hemos experimentado dos generaciones. La unión, valentía, fuerza y solidaridad se respiran y contagian en las calles; allí es donde están los verdaderos héroes y no aquellos que admiramos en los cómics o detrás de un instrumento.
Los jóvenes, millennials en su mayoría, han ido contra todo pronóstico – y prejuicio – dando verdaderas muestras de sensibilidad y unión convocando, contribuyendo y/o liderando brigadas de rescate, campañas de donaciones o participando en cadenas para remoción de escombros. Sin duda han puesto el ejemplo ante la apatía de muchos, la indiferencia de algunos y la deshumanidad de otros cuántos, principalmente aquellos seres despreciables que dedicaron su tiempo a la rapiña y delincuencia aprovechándose de las circunstancias.
En estos momentos, la única prioridad en México es ayudar a quienes más lo necesitan. Por ello, exhortamos a la comunidad a la que pertenecemos a hacerlo con empatía, con entusiasmo, sin protagonismos, egos o vanalidades, pero sobre todo, con convicción y amor al prójimo.
Por otro lado, con absoluto respeto a la Ley así como una profunda responsabilidad social, es nuestro deber informar que debido a la Declaratoria de Emergencia emitida por el Gobierno de la Ciudad de México y publicada en la Gaceta Oficial con fecha 20 de septiembre de 2017, que a su letra dice en su artículo 9:
Se suspenden todos los eventos, concentraciones y espectáculos masivos en espacios públicos en la Ciudad de México durante la vigencia de la presente Declaratoria.
Por lo anterior, todos los conciertos programados en los próximos días quedan suspendidos hasta nuevo aviso. Desacatar esta medida es ir contra la Ley y especialmente contra la humanidad. Nuestra diversión no puede ir por encima de la solidaridad y ayuda que tanto hacen falta.
Si está en tus posibilidades, te invitamos a donar lo que tenías contemplado gastar en boletos y/o consumo, ya sea en especie o bien en efectivo a través de donaciones.
En la adversidad, el ser humano refleja su bondad o maldad. No obstante, creemos firmemente que somos más los buenos. Ayudemos a nuestros hermanos en desgracia en Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Morelos, Chiapas, Oaxaca y en todos los rincones del país donde sea requerido.
En los siguientes enlaces encontrarás toda la información veraz y oportuna sobre albergues, centros de acopio, donaciones, búsqueda de personas, zonas afectadas, reportes, entre otros:
https://www.gob.mx/
http://comoayudar.mx/
En tanto que permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlán.
Memoriales de Culhuacán
